Bito Samuel Arriaga Moreno. Pastoral Educativa, Colegio María Álvares de Rodríguez A.C.
“Pero ÉL buscaba siempre lugares solitarios donde orar” Lc.5,16
La experiencia de la meditación es estar en silencio consigo mismo y abrir el corazón en medio del reposo para que Dios visite nuestro más sagrado lugar de nuestra persona; a lo largo de mi historia y formación, he tenido la oportunidad de practicar la meditación, recuerdo que mi mente gustaba de la soledad y la quietud para ser oyente de Dios.
En el año 2010, teniendo a mi cargo la pastoral educativa del Colegio María Álvarez de Rodríguez A.C. se me encomienda fomentar la practica de la meditación, iniciando por los más pequeños, desde prescolar a primer año de primaria, aprendí que la docilidad, nobleza y sencillez de un niño es la experiencia más pura en la que el silencio alcanza grandes frutos en tan poco tiempo, compartían los alumnos que escuchaban a Dios, que sentían la presencia de un ser querido, expresaban paz y confianza consigo mismo.
Cuatro años después, en la dirección de secundaria, iniciamos la meditación con los alumnos de primero a tercer año, descubrí un contraste totalmente diferente a la etapa de la infancia, miedo al silencio, terror a la soledad; la tecnología invadía las mentes y los espacios de todos ellos, sin embargo, en la medida que poco a poco educábamos este espacio personal, logramos la apertura de la aceptación, quiero hacer hincapié, que a pesar de que el alumno sentía esta práctica como algo impuesto, al paso del tiempo, paso a ser un hábito alimento de su día.
Actualmente, la meditación se realiza antes de iniciar las clases, todos los alumnos desde primaria a secundaria adoptan la postura corporal y el espacio interior para dedicar este momento personal; los frutos de la meditación son muchos, alumnos con mejor nivel de atención en sus clases, un ambiente escolar saludable, menos accidentes dentro de la jornada escolar y alumnos con una actitud de apertura y escucha a Dios.
Es muy enriquecedor escuchar las experiencias del personal docente respecto a la meditación, a parte de las antes mencionadas, quiero compartir un suceso muy significativo, en el año 2017 en el mes de enero, se aplicó exámenes semestrales por asignatura a los alumnos de secundaria durante dos semanas, un examen por día en un horario de 7:00 - 9:00 a.m.; se tomó la decisión de suspender la meditación con fines de aprovechar el tiempo para esta evaluación, en la primera semana de exámenes, tuvimos como resultado, un ambiente escolar inquieto, nervioso e incluso en algunos alumnos manifestaban agresividad con sus compañeros, pues la presión de esta evaluación era demasiada que de alguna manera el alumno lo trababa de manifestar, entre pasillos los docentes compartían la misma experiencia en las aulas.
Al llegar el viernes, concluimos que la segunda semana iniciaríamos con la meditación, con el objetivo de mantener orden, tranquilidad en los alumnos y generar un ambiente de silencio para sus exámenes, cuál fue la gran experiencia, los alumnos tenían más seguridad en sus exámenes, tranquilidad durante el tiempo de la evaluación, mejores notas, mayor concentración en la lectura, un ambiente escolar de paz, el receso se convirtió en descanso y quietud, más que correr, gritar y patear un balón, sacando la energía acumulada.
Esta experiencia como muchas otras, se han convertido en clases de vida, nos confirma que el alma también se alimenta, el silencio y la meditación son nutrientes esenciales en la vida cotidiana de toda persona, como colegio tenemos una gran fortuna, pues generamos estos espacios dentro del horario escolar, es muy satisfactorio escuchar que esta práctica traspasa las paredes de nuestra institución, pues hay alumnos meditan en sus hogares, otros, extrañan estos minutos de silencio que durante su instancia lograron abrazar.
Muy agradecido el compartir estas líneas de mi experiencia personal, convencido en la meditación, como un despojo de mi rutina, un vaciar los ruidos externos y crecer en profundidad y autenticidad.