Nuestro propio autoconocimiento es esencial para poder criar a los hijos de la mejor manera posible. Sabemos que cuando el agua en un estanque se aquieta podemos ver nuestro reflejo verdadero. Pero apenas se mueva el agua y nuestra imagen se distorsiona. Así mismo la mente. Cuando nuestra mente está en calma nos vemos y vemos a los demás sin distorsiones. Pero al estar agitado - lleno de pensamientos, preocupaciones, opiniones, enojos y temores - la percepción se distorsiona, se enturbia – no nos vemos y tristemente no vemos a nuestros hijos tampoco. El primer paso para poder trabajar nuestro autoconocimiento es comenzar desde la quietud y la calma.