7.El autoconocimiento comienza cuando empezamos a prestar atención. Cuando nos fijamos en nuestras emociones, nuestras reacciones, nuestras respuestas, nuestros tropiezos y nuestros comportamientos repetitivos. Pero fijarnos exige alejarnos un tanto de la escena. Exige ser observador imparcial de nuestra propia vida.
Respirar, meditar, y tal vez hacer alguna práctica que calma como el yoga, el tai chi, el chi kung o simplemente caminar - todas prácticas que nos ayudan a vaciar la cabeza de tanto divague y estar presente a lo que estamos sintiendo, haciendo. Nos permite convertirnos en testigos silenciosos de nosotros mismos.
Y es allí que podemos observarnos de cerca-podemos empezar a ver lo que tal vez los demás ya ven. Podemos empezar a aflojar las riendas que tenemos tan fuertemente apretados. Podemos dejar, de a poco, esa necesidad de controlar todo, de que todo se haga a "mi manera". Podemos dejar de sentir que estamos al borde del precipicio y empezar a disfrutar con el fluir de los eventos de la vida.