Ajustar el movimiento y la quietud a la presencia o ausencia de sonido:
En un solo instante, transforma la quietud en movimiento, con el solo repiqueteo de tus dedos en una pandereta. De la misma manera, a la inversa, invita a los niños al silencio, ejecutando la misma acción, tal vez con un ritmo diferente al primero.
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