Utiliza un sonido que no sea tu voz.
Esta técnica es bastante común. En vez de tener que subir el tono, utiliza una campana, timbre o algún instrumento como un cuenco tibetano o maracas.
Necesitas delimitar su uso: tan solo lo haces sonar cuando quieres que la clase se quede en silencio, o si quieres que te escuchen. De esta forma, cuando lo oigan, los alumnos automáticamente sabrán que esa es la señal de tranquilizarse y escuchar.
Tendrás que trabajar con ellos la reacción que deseas obtener con estos sonidos: nos sentamos en nuestros sitios con los ojos cerrados escuchando el instrumento, nos ponemos de pie en nuestro sitio en silencio, nos sentamos y esperamos a que la música pare…
Lo quieres intentar?
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