El apego se desarrolla con la presencia constante de los padres. Los bebes necesitan saber que puede contar con el alimento y el cuidado cuando necesita. Pero entre los 4 y 6 meses comienza a aparecer el miedo al no percibir, escuchar o ver a la mamá cerca. El niño manifiesta su miedo a través del llanto, inclusive cuando duerme. Esta “ansiedad a la separación”, lo acompañará hasta los dos años y medio de edad, inclusive hasta los 3 años en algunos casos, y se da de manera bilateral, es decir, de la madre también se mostrará igualmente insegura y temerosa, cuando no tiene a su niño cerca.
Sin embargo, en la medida en que el niño crece aprenderá a estar separado de su mamá y ella de el, de a poco. Ayuda tener en cuenta que la separación se hace más difícil si el niño tiene hambre, está cansado o enfermo. Conviene tratar de planificar los momentos de separación de manera que el niño se encuentre descansado, cómodo y satisfecho. Procurar que las transiciones sean calmadas progresivas hasta que sean habituales.
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